Es indiscutible lo que supuso para el flamenco el nombre de Camarón.
Solo con su cante contribuyó, junto a otros grandes cantaores del flamenco, a
la renovación y revolución del flamenco, sin abandonar nunca sus pilares fundamentales,
su esencia.
Es uno de los mejores cantaores de todos los tiempos e hizo renacer el
flamenco cuando todos dudaban de él, justo cuando este género atravesaba una
profunda crisis y se daba por perdido.
Aunque la transformación se produjo desde las mismas entrañas y corazón
que hacen latir este cante, su carácter, único y pasional, nunca se dejó atrás.
De hecho, fue eso mismo lo que lo hizo tan fuerte y característico.
Su temprana muerte y su rápida presencia como gran artista en el mundo
del flamenco hicieron de él una leyenda única, dándole apellido al arte,
llegando a ser imposible igualar su gran poderío y siendo un modelo a seguir por todos los
cantaores de flamenco en Sevilla.